Insoportable sentimiento el que me invade al reconocerme escribiendo y luego borrando cada una de las líneas que comienzo. Extraña sensación la que me envuelve al descubrir que estas líneas, que solo son un rastro, una mueca, de lo que podrían haber logrado ser, continúan dándose manifiesto ante mi absurda mirada, y que aun, en infame comportamiento burlón, siguen presumiendo su persistencia en una hoja carente de memoria.
Si bien no es culpa… tanto se le parece este sentimiento a la misma, que merecería ser llamado de igual manera. Tan doliente es el destierro del indefenso brote filosófico, que golpea en mí la culpa del deceso de aquel interrogante defectuoso, que por su anatomía incompleta, no logró seducir a este verdugo, que tan confundido se encuentra al comprender su propia naturaleza.
20 de diciembre de 2009
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sos un enrroscado...
ResponderEliminarpero que enrroscado lindo eber.
a mi me da impotencia no terminar algo, o empezar y que solo quede en el comienzo, q no es lo mismo que no terminarlo, ya que no terminarlo sería que solo le falte un final...
te quiero ehh!