27 de octubre de 2009

Eterno por un rato

Hace unos meses, accidentalmente, se me ocurrió mirar por la ventana como si un mundo completamente diferente al de siempre me esperara afuera, lo primero que vi fue una planta, desconozco por completo su nombre, pero sus hojas son muy pequeñas y gruesas, y parecen fichas de un juego de mesa. Me sorprendió tanto, que en un primer momento no pude identificarla como tal, hasta un tiempo después, cuando un insecto, como una avispa, o algo así, apareció en la escena, haciéndome entrar en razón y devolviéndome de golpe al mundo cotidiano. En el primer momento mientras estuve mirando por la ventana, puedo jurar que no veía una planta, sino, mas bien, como una parte menos por explorar de este mundo desconocido. Creo poder asegurar que no pasaron mas de 15 segundos desde el descubrimiento de la planta y el momento en el que vuelvo en mí, y digo creo, porque si tuviese que negar la posibilidad de que hayan pasado 30 minutos, no podría hacerlo. Fue tan repentino mi regreso, que, como si se tratase de un sueño, no logro ordenar las imágenes cronológicamente. Aunque mucho no paso, mas bien fueron ideas; la confusión, la tristeza por haber sido arrojado a ese mundo extraño, la desesperación por un fallido intento de escape, el ansia de quedarme y seguir descubriendo, todo paso a la vez, y aún no encuentro la forma de ordenarlo.